Europa se ha caracterizado, desde que la propia idea de la Unión surgiera como tal, por servir como modelo de hermandad, de unión y de fraternidad para impulsar un proyecto común del que todos podamos formar parte, poniendo en valor lo que nos une y confirmando que, más allá de lo cercanos que estamos geográficamente, lo estamos también a nivel político, social y cultural, definiendo a Europa como la comunidad de la que hoy disfrutamos.
Dentro del conjunto de acuerdos que se han alcanzado en este contexto, los referentes a medio ambiente han sido una constante: dentro de los problemas que a lo largo de la historia reciente hemos tenido que enfrentar y donde cada uno de los miembros ha asumido su responsabilidad al compartir en este territorio elementos naturales como sistemas montañosos, ríos, masas de agua y zonas boscosas, debemos actuar unidos y a la vez en materia medioambiental por el bien de Europa y por el del planeta, que ahora se enfrenta a un problema común y grave como el Cambio Climático. Debemos trabajar firmemente para no seguir alterando el orden de la Tierra y para mantener el equilibrio, en el máximo grado posible, que ha sido otorgado por la naturaleza.
En el camino labrado a nivel político e institucional en el ámbito europeo, los organismos han seguido trabajando y dieron forma en diciembre de 2019 una serie de objetivos para la protección del medio ambiente que ha sido denominada “Pacto Verde Europeo”: una hoja de ruta presentada por la Comisión Europea con la finalidad de que los países miembros reduzcan al máximo sus emisiones de CO2 para el año 2050.
Para alcanzarlo, desde el Parlamento Europeo reclaman que la Unión Europea establezca el objetivo de reducción de emisiones contaminantes en un 55% para el año 2030, impulsando acciones por establecer un objetivo para 2040 que asegure el avance hacia la meta de la neutralidad de las emisiones para el año 2050. La Eurocámara también ha remarcado que las normativas que fijen unos objetivos más elevados en materia de eficiencia energética y energía renovables deben estar preparadas antes de junio de 2021, incluidos los objetivos vinculantes para cada uno de los Estados miembros, además de la necesidad de diseñar un «mecanismo de ajuste del carbono en frontera». Todo, por supuesto, ajustado a la normativa de la Organización Mundial de Comercio para así evitar la deslocalización de empresas debido a las diferencias en cuanto a las metas con respecto a la cuestión climática dependiendo de lo que marque cada país fuera de la Unión.
Para todo ello, es preciso garantizar una transición ecológica justa con la financiación adecuada: la Comisión Europea dio a conocer que el “Fondo Para la Transición Justa” dispondrá de un presupuesto inicial de 7.500 millones para los primeros siete años de funcionamiento, con los que se pretenden movilizar al menos 100.000 millones de euros.
Desde nuestro papel como Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor, conocemos muy bien lo fundamental que es la voluntad y el acuerdo político para llevar a cabo iniciativas medioambientales de tanta envergadura y en la que están implicados tantos actores que tienen que coordinarse y colaborar entre sí; para ello, hace falta inversión económica, recursos, logística y un objetivo común que traduzca todo lo planteado en resultados tangibles. El retorno de esta inversión ya no sólo es económico; se traduce en términos medioambientales y ecológicos, pero también en sociales y culturales: no olvidemos que, cada proyecto que llevamos a cabo de forma conjunta poniendo en común lo que nos une y trabajando desde una perspectiva de comunidad, nos hace una Comunidad más cohesionada, más hermanada y más consciente de lo necesaria que es la labor de trabajar juntos para el bien de todos.
El Pacto Verde Europeo, en lo que concierne a las metas por las que trabajamos en este sector y por el momento en el que estamos atravesando —realmente crítico a nivel ambiental, ecológico y climático—, además de una gran oportunidad para poner en valor todo lo que somos capaces de hacer, es una necesidad para seguir creciendo como Unión y dar ejemplo al resto de comunidades a nivel global para mostrar lo valioso que es trabajar desde la unidad y bajo los mismos objetivos que, al fin y al cabo, son los de toda la humanidad.